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Espacios verdes y abiertos, para reducir el estrés de los perros

Hay ocasiones en que nuestros perros pueden pasar por épocas con conductas raras. Ladran constantemente, rompen cosas, se mueven casi con ansiedad de un sitio a otro, pueden mostrarse más irritables y agresivos, e inclusive tener reacciones innatas como esconder la cola entre las patas, se tensa o se le eriza el pelo del lomo. 

Se trata, de acuerdo con los especialistas, de una carga de estrés excesiva en un intervalo de tiempo demasiado corto. Se le llama distrés, y suele ocasionar un exceso de cortisol en el cuerpo de la mascota. Este exceso de cortisol provocará con el tiempo, por ejemplo: 

* infecciones por parásitos, bacterias, hongos y virus; 

* inflamación del intestino e incapacidad de absorber correctamente los nutrientes necesarios (provocando heces blandas y vómitos con regularidad); 

* dificultad en la regeneración celular de los tejidos y órganos; 

* incremento de la tensión muscular, provocando dolores musculares y contracturas y (en consecuencia) mayor irritabilidad y agresividad; 

* activación y ansiedad constante. 

Es importante comprender que el estrés, como también lo vivimos los humanos, es un mecanismo adaptativo que permite regular al cuerpo frente a situaciones de riesgo. De manera que es importante que el perro disponga de intervalos de calma, donde pueda relajarse y recuperar el equilibrio. En estos periodos de calma, debemos procurar satisfacer de forma adecuada sus necesidades. Habrá perros que necesiten mucho contacto físico; y habrá otros que necesiten un espacio verde y abierto para respirar aire puro y tener más contacto con la naturaleza.

Un jardín para expresarse emocionalmente

Ante el distrés, es indispensable regular los síntomas satisfaciendo las necesidades más básicas del perro. El perro, por ejemplo, requiere satisfacer sus necesidades de curiosidad, instinto, de micción y defecación, seguridad. Y un jardín resulta un lugar seguro que no sólo le permite expresarse emocionalmente, también donde puede liberarse del agobio. Idealmente, se tratará de un sitio en donde no puede ser molestado y tiene la libertad de relajarse, permitiendo que salga por sí mismo. 

Es importante también que sean periodos determinados y en nuestra compañía. Dejar al perro solo en el jardín demasiado tiempo no es conveniente ni sano, y tendremos el efecto contrario al que buscamos, se estresará más.

Además debemos procurar que el entorno no sea estresante. Podemos evitar el exceso de estimulación de la calle colocando vallas de ocultación, así estará mucho más tranquilo y disfrutará de estos momentos en el jardín en nuestra compañía.

Si el perro provoca destrozos en el jardín, es porque lleva demasiado tiempo solo en el jardín y se aburre. Procura que el jardín sea un lugar de tranquilidad, donde pasar tiempo a nuestro lado y podrás tener un bello jardín y a tu compañero canino en perfecta convivencia.

De acuerdo con el profesor de la Escuela de Medicina de Tokio, Qing Li, un constante contacto con jardinería, árboles y naturaleza ayuda a mejorar la resistencia del sistema inmunológico. Es decir que puede ser una de las herramientas para prevenir infecciones y otras enfermedades relacionadas con el distrés. De hecho, el profesor Li asegura que respirar el aire puro de la naturaleza conlleva a un aumento en la producción de glóbulos blancos y a la regulación de los niveles de cortisol. 

Es lógico, incluso tan lógico que parece absurdo. Sin embargo, sigue siendo verdad: si se presta atención a las conductas de nuestros perros, será muy fácil descifrar su causa y saber cuáles son sus necesidades.

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